domingo, febrero 20, 2011

Si te hace feliz, dame pizza nomás...


Si te hace feliz, dame pizza nomás... mí 2010 fue la reivindicación de la pizza casera, una receta que viene creciendo de forma pujante y se introduce en gran parte de las cocinas porteñas y bonaerenses. En especial durante los fines de semana, en los momentos más distendidos de la familia típica rioplatense. Principalmente en eventos festivos, familiares y/o coorporativos.
Que nos vamos a la costa, luego de un día largo de sol:"¿Que te parece si hacemos unas pizzas? Total, las preparamos a la noche, cenamos y quedan para mañana. Las llevamo´a la playa..."
Que te juntas con un grupo de amigos, "¿Comemos?, si pero una fiaca prepara algo y el chino debe estar por cerrar..." y siempre aparece esa dulce voz por detrás, "¿si llamamo´y pedimos unas pizzas?".
Dicen que es un pan plano horneado - de masa parecida a la del árabe - tómate y muzzarella. Claro, después los agregados. Porque la pizza también nos ayuda a identificarnos. "Mira la que invente, rúcula, aceituna negra y brote de soja. Pero fíjate vos, que buena combinación de colores." Luego, "Che, ¿y por qué no hacemos pizza a la parrilla? Buenísimo, listo vamo´ a comprar la harina". El momento en que con mucho respeto, siento una gran decepción por el o los creadores del producto harina para pizza fácil sin que haga falta agregarle levadura. Luego, nuestro gran interior y cada una de las variedades pizzisticas que compete a cada una de las localidades argentinas. Y más por dentro la variedad familiar "viste que los Villegas le ponen azúcar al tómate. ¿Por el tema del ácido será? No, hacen salsa agridulce para que les quede de tipo uruguaya". "Que no le ponen orégano porque se te pega en los dientes, y fijate si la haces a la parrilla dale un poco de forma rectangular y aprovechas mejor la masa..."
Ah eso si, tenes la clásica e inigualable, la más rica; la de la abuela. La mejor de las caseras. "Viste que bien que le sale la pizza a la nonna, y si empezamo´a hacer en casa". Claro, entonces aparece la pizza dominical nocturna en las casas rioplatenses. Y para peor si hay fiaca en casa, agarras el teléfono y en unos minutos tenes la cena preparada.
"Che es el cumple de Guillermo, nos invito a la casa ¿Y que hay de comer? Van a preparar unas pizzitas. De lujo..." Pero también tenes los cumpleaños multitudinarios; "¿y a cuantos invito? ... y creo que este año son más o menos 86 personas. A la mierda con guillermo como crece esa familia. ¿Y es a cenar? Si claro, me dijo que contrato un catering de pizza. Genial."
Por suerte nunca fui a un tenedor libre de pizzas: "Bienvenido a Pizalandia con 99 variedades de pizzas, un (uno por persona) postre incluido". Para picar te ponen un canastito con pan de pizza y grisines. "Viste, ahora la fabrica de pasta te vende la pre-pizza. ¿Es más rica que la de la panadería? pfff ni se compara hombre..."
Que locura lo que hicieron con la pizza... con tantas pizzerías buenas, excelentes. En la ciudad de buenos aires el palacio de la pizza o el cuartito, por nombrar algunas. Zona sur, sobre calle Uriarte Umile una de las mejores que conozco. Eso es todo, dejo de escribir... en la cocina me espera la pizza que preparo mi viejo.

domingo, enero 16, 2011

Libros Recomendados V. 2.0 - "Juan Manuel de Rosas – El maldito de la historia oficial"

Recuerdo años pasados, cuando alguien nombraba a Juan Manuel de Rosas no tenía alguna postura bien lograda acerca del “restaurador” argentino. Aún me encuentro en ese camino, ya que sin lecturas nunca la podré conseguir. Ciertamente, aquello se debía a la escasa bibliografía recogida durante mí formación inicial. Con el tiempo, en algunas lecturas, recorriendo la Argentina; comencé a leer su nombre reiteradamente en textos que hablaban sobre José de San Martín, en cartas escritas por aquel general. Deducía que Rosas era un federal peligroso, creía que había dejado como herencia una gran cantidad de dinero y tierras, lo creía aliado extremo inglés, autoritario en todo sentido; en fin, traidor a la patria. Retornando de mis vacaciones, en la localidad correntina de Yapeyú observaba -con mucha atención- la replica de aquel sable que el general San Martín había obsequiado a Rosas, convirtiéndose este último en el heredero de aquel legado tan “simbólico” y representativo para una Nación que todavía estaba desarrollándose. Contradicción, sabía que don José de San Martín era uno de los próceres más importantes de la Argentina ¿Por qué habría de entregarle su sable a don Juan Manuel de Rosas? ¿Cuál sería la razón? ¿Se habría arrepentido de aquella actitud?

El aporte que hace Pacho O´Donnell, en “El maldito de la historia oficial” llevadero como libro, interesante y recomendable como lectura. Quizás nos ayude a forjar nuestras respuestas de aquellas preguntas, siempre tomando en cuenta que cada libro es una mirada diferente y como tal no debe quedar por fuera de nuestros conocimientos. La ignorancia en este siglo XXI, creo que es nuestro actual y peor enemigo. No confundir texto con discurso, es el gran desafío que se nos presenta todos los días -paradójicamente- en momentos donde nos encontramos constantemente sobrecargados de información. ¿Quién nos habla? ¿Desde donde nos habla? ¿En que momento nos habla? ¿Para que lo hace?, no es malo preguntárselo.

No esta demás asentar en esta entrada, que los vencedores de la batalla de Caseros año 1857, en una de las sesiones de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, declaran a don Juan Manuel de Rosas “Traidor a la Patria”. Por su puesto, que sus enemigos no lo iban a declarar como prócer nacional.

Lo importante de aquella época, quizás sea reivindicar aquel acometimiento que se origina a orillas del Río Paraná -la Batalla de Obligado- donde muchos hombres, ni siquiera “argentinos”, dijeron no a dos de las potencias mundiales del Siglo XIX y las enfrentaron con lo poco que tenían.

El autor se pregunta: “¿Cómo sería hoy nuestra patria si los negociadores de su atroz endeudamiento actual ante las grandes potencias, bancos supranacionales u organismos financieros hubieran tenido la honestidad, el patriotismo y la dignidad de Dorrego, Mansilla, San Martín o Rosas?”[1] Por supuesto que no vamos a encontrar aquella respuesta. Sin embargo, esté libro nos invita a imaginarla desde una perspectiva que justamente no es “la historia oficial liberal” del mercado y su mano invisible.


[1] O´ Donnell Pacho, “Juan Manuel de Rosas”; Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, 2009.